El gasto del consumidor resiste pese a la presión arancelaria, Según Bank of America

Compradores en una tienda de comestibles en la ciudad de Nueva York, el 12 de marzo de 2025. (Samira Bouaou/The Epoch Times)

Compradores en una tienda de comestibles en la ciudad de Nueva York, el 12 de marzo de 2025. (Samira Bouaou/The Epoch Times)

Por Tom Ozimek10 de abril de 2025, 11:00 p. m.
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El gasto del consumidor en EE. UU. siguió mostrando resiliencia en marzo, impulsado por los hogares de mayores ingresos y un gasto focalizado ante posibles aumentos de precios vinculados a las políticas arancelarias de la administración Trump, según los últimos datos de Bank of America (Banco de America).

En su informe –Consumer Checkpoint–, del 10 de abril, Bank of America señaló que el gasto con tarjeta por hogar aumentó un 1.1 % en comparación con el año anterior y un 0.2 % respecto al mes anterior en marzo, lo que indica un crecimiento moderado pero constante. El gasto del consumidor representa aproximadamente dos tercios de la producción económica de EE. UU., por lo que los mercados están atentos a cualquier señal de debilidad.

La fortaleza del gasto fue más pronunciada entre los hogares de mayores ingresos, que siguieron beneficiándose de un incremento más sólido en salarios y sueldos netos de impuestos. En contraste, el crecimiento salarial entre los estadounidenses de menores ingresos se desaceleró hasta su nivel más bajo desde 2017, según los datos internos de depósitos del banco.

Las devoluciones de impuestos ofrecieron un modesto impulso al gasto, especialmente entre los hogares de ingresos medios y bajos. Sin embargo, el panorama general sugiere que muchos consumidores están ajustando sus hábitos en previsión de una inflación relacionada con los nuevos aranceles a las importaciones.

Según Bank of America Global Research, si los aranceles impuestos a partir del 3 de abril se mantienen, con el tiempo la inflación podría aumentar entre 1 y 1.5 puntos porcentuales. Casi la mitad de todos los bienes manufacturados comprados en Estados Unidos dependen de componentes importados, lo que hace que muchos productos sean vulnerables al aumento de costos, señaló el informe.

Las compras de bienes duraderos —como repuestos de automóviles, productos electrónicos y materiales de construcción—, registraron un aumento notable en marzo, con las solicitudes de préstamos para vehículos aumentando un 23 % interanual tras el anuncio de Trump sobre aranceles a automóviles y autopartes, que entraron en vigor el 2 de abril. No obstante, Bank of America detectó poco crecimiento en las transacciones de bienes duraderos de alto valor en general, lo que sugiere que gran parte del repunte podría ser temporal.

“Si se están comprando bienes duraderos y vehículos en previsión de los aranceles, esto podría ser temporal, lo que llevaría a una caída del gasto en estas categorías con el tiempo”, escribieron los analistas de Bank of America. “Si eso ocurriera, el impulso subyacente del gasto del consumidor probablemente dependería más del gasto en servicios que en bienes”.

Aunque el gasto en necesidades básicas como alquiler, seguros y servicios públicos continuó aumentando de manera constante, se observaron señales de desaceleración en categorías de servicios discrecionales como viajes, restaurantes y ocio. Este cambio podría indicar que los consumidores están comenzando a recortar gastos no esenciales debido a la presión del costo de vida y a una disminución en la confianza del consumidor.

La confianza del consumidor se disparó tras las elecciones de noviembre, impulsada por las expectativas de que las políticas proempresariales de la administración Trump serían favorables para el crecimiento. Sin embargo, el sentimiento ha decaído en los últimos meses, mientras que las expectativas de inflación futura se dispararon, con muchos consumidores citando la incertidumbre en torno a las políticas arancelarias.

El Índice de Sentimiento del Consumidor de la Universidad de Michigan correspondiente a marzo, por ejemplo, informó recientemente que las expectativas de inflación a uno y cinco años aumentaron a 5 % y 4.1 %, respectivamente. Las cifras más recientes de expectativas de inflación de la Reserva Federal de Nueva York fueron más bajas: 3.1 % a un año y 3.0 % tanto a tres como a cinco años.

El secretario del Tesoro, Scott Bessent, señaló recientemente que los modelos económicos clásicos sugieren que cada tramo del 10 % en nuevos aranceles podría generar un aumento puntual del 2 % en los precios al consumidor, aunque matizó que los efectos reales podrían ser más moderados. Por ejemplo, los aranceles impuestos a China durante el primer mandato de Trump —que promediaron alrededor del 20 %—, terminaron aumentando los precios al consumidor en EE. UU. en un 0.7 %, según un estudio que citó.

En marzo, la caída de los costos energéticos ayudó a aliviar las presiones inflacionarias, con una tasa de inflación anual que bajó al 2.4 %, su nivel más bajo en seis meses. El índice de precios al consumidor (CPI) incluso registró una inesperada disminución del 0.1 % en términos mensuales. Aun así, la inflación subyacente se mantuvo elevada en 2.8 %, y la Reserva Federal indicó que los aranceles están contribuyendo al aumento de los precios. El presidente de la Fed, Jerome Powell, advirtió que el progreso continuo en materia de inflación podría estancarse en los próximos meses, señalando que los aranceles “muy probablemente” impulsarán “al menos un aumento temporal de la inflación”.

La declaración de emergencia económica del presidente Donald Trump, emitida el 2 de abril, introdujo un arancel general del 10 % sobre casi todas las importaciones, junto con aranceles más altos para 60 países identificados como los “peores infractores” en desequilibrios comerciales. China encabezó la lista, lo que provocó represalias y llevó a Trump a aumentar los aranceles sobre los productos chinos al 145 %.

Según Bessent, los ingresos provenientes de los aranceles financiarán una serie de medidas de alivio para los trabajadores estadounidenses, entre ellas, la eliminación de impuestos sobre las propinas, las horas extra y los beneficios del Seguro Social, además de permitir que los intereses de los préstamos para autos fabricados en EE. UU. sean deducibles de impuestos.

“Piensen en lo que el presidente está haciendo aquí”, dijo Bessent. “Está encaminándose hacia una solución de asequibilidad para el 50 % de los trabajadores con menores ingresos, porque son ellos quienes se beneficiarán de los cuatro programas.”

Bessent estimó que los ingresos anuales generados por el conjunto total de los aranceles de Trump podrían alcanzar eventualmente entre 300 mil millones y 600 mil millones de dólares.


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