Un tipo de grasa presente en aceites de semillas de uso común está relacionado con el crecimiento más rápido de una de las formas de cáncer de mama más agresivas y difíciles de tratar.
Utilizando un modelo animal, los investigadores descubrieron que el consumo elevado de ácido linoleico activaba una vía de crecimiento crítica en las células cancerosas, lo que podría explicar por qué este subtipo concreto de cáncer es cada vez más frecuente, incluso cuando disminuyen las tasas generales de cáncer de mama.
Los hallazgos, publicados recientemente en la revista Science, podrían transformar las recomendaciones dietéticas para pacientes con cáncer y proporcionar nuevos conocimientos sobre enfoques nutricionales personalizados para la prevención del cáncer, según los autores del estudio.
El ácido linoleico se relaciona con el crecimiento tumoral
Los investigadores alimentaron a ratones con una dieta rica en ácido linoleico y descubrieron que desencadenaba un proceso que aceleraba el crecimiento del cáncer de mama. La dieta rica en ácido linoleico elevó los niveles de FABP5, una proteína estrechamente relacionada con el subtipo agresivo de cáncer de mama triple negativo.Los autores también observaron niveles más elevados tanto de FABP5 como de ácido linoléico en tumores y muestras de sangre de pacientes diagnosticadas recientemente de cáncer de mama triple negativo.
"Este descubrimiento ayuda a aclarar la relación entre las grasas de la dieta y el cáncer y arroja luz sobre cómo definir qué pacientes podrían beneficiarse más de recomendaciones nutricionales específicas de forma personalizada", afirmó John Blenis, investigador del cáncer en Weill Cornell Medicine y autor principal del estudio, en un comunicado de prensa.
Aunque la incidencia global del cáncer de mama está disminuyendo, el cáncer de mama triple negativo, un subtipo más agresivo, es cada vez más frecuente, sobre todo en mujeres jóvenes y de raza negra y representa entre el 10 y el 15 por ciento de todos los casos de cáncer de mama.
Aumento de la ingesta dietética de omega-6
El ácido linoleico es una grasa esencial, fundamental para muchas funciones del organismo, como el crecimiento y el desarrollo celular. Otros estudios demostraron que consumir altos niveles de ácido linoleico reduce, con una ligera disminución, el riesgo de muerte por enfermedades cardíacas y cáncer.Aunque los aceites de semillas contienen altos niveles de ácidos grasos omega-6, según la Asociación Americana del Corazón (AHA), eso no es malo. La organización subraya que el omega-6 es una grasa poliinsaturada que el cuerpo necesita pero que no puede producir por sí mismo, por lo que debe obtenerla de los alimentos. Los omega-6 son grasas que pueden ayudar al organismo a reducir el colesterol malo y disminuir el riesgo de cardiopatías y accidentes cerebrovasculares.
La AHA apoya la inclusión de ácidos grasos omega-6 en una dieta saludable y recomienda que entre el 5 por ciento y el 10 por ciento de las calorías diarias provengan de grasas omega-6. Esto equivale a entre 11 y 22 gramos para una persona que consume 2000 calorías al día.
Desde la década de 1950, la prevalencia de omega-6 en las dietas occidentales se disparó.
El ácido linoleico se encuentra principalmente en aceites vegetales como el de soja, maíz y girasol, ampliamente utilizados en alimentos ultraprocesados, snacks envasados, comida rápida y comidas preparadas debido a su bajo costo, según declaró a The Epoch Times Aderet Dana Hoch, nutricionista dietista titulada y propietaria de Dining With Nature. "También está presente en cantidades naturales más pequeñas en la carne, las aves, los frutos secos y las semillas", añadió.
Este cambio en la dieta suscitó preocupación entre algunos investigadores, que creen que consumir demasiada grasa omega-6 puede contribuir al aumento de las tasas de afecciones inflamatorias, como enfermedades cardiovasculares, cáncer y trastornos autoinmunes.
"Aunque el ácido linoleico en sí no es intrínsecamente perjudicial", afirma Hoch, “un consumo excesivo, sin suficientes omega-3, puede contribuir a la inflamación y a los riesgos para la salud a largo plazo”.
El desequilibrio omega
En la actualidad, la dieta típica estadounidense contiene una cantidad significativamente mayor de ácidos grasos omega-6 que de omega-3, con estimaciones que sugieren una proporción de 14 a 25 veces más omega-6 que omega-3. Este desequilibrio es preocupante porque, mientras que los ácidos grasos omega-3 son conocidos por sus propiedades antiinflamatorias, los omega-6 pueden promover la inflamación cuando se consumen en exceso.La inflamación crónica es una de las principales causas de varios tipos de cáncer y otras enfermedades crónicas, según declaró a The Epoch Times Emily Feivor, dietista nutricionista titulada del Long Island Jewish Forest Hills de Nueva York.
El primer paso más importante para reducir la ingesta de omega-6 es evitar los aceites vegetales y de semillas procesados, así como los alimentos que los contienen, afirma Feivor.
Recomendaciones dietéticas prácticas
Hay varias maneras de equilibrar la ingesta de omega:- Limitar los alimentos procesados y ultraprocesados, que son los que más contribuyen al consumo excesivo de omega-6.
- Aumentar la ingesta de omega-3 comiendo carne y huevos de animales alimentados con pasto.
- Coma pescado graso de agua fría de dos a cuatro veces por semana.
- Cambie los aceites de semillas por aceites de oliva o aguacate para cocinar.
- Considerar la posibilidad de tomar un suplemento de omega-3 tras consultar con un médico.
Futuras líneas de investigación
Los autores del estudio señalan que las investigaciones anteriores sobre los ácidos grasos omega-6 arrojaron resultados contradictorios y a menudo carecen de claridad sobre cómo afectan estas grasas al riesgo de cáncer. Afirman que su investigación se centra en despejar esas incertidumbres, especialmente en relación con el cáncer de mama, que también se relaciona con factores del estilo de vida como la obesidad.Blenis y su equipo tienen previsto seguir estudiando los efectos de las grasas omega-6 y la FABP5 en otros problemas de salud. Sugieren que puede haber implicaciones más amplias para otros tipos de cáncer y enfermedades crónicas como la obesidad y la diabetes.
"La iluminación de la importancia de FABP5 en este proceso sugiere, además, que podría ser un buen "biomarcador" para guiar intervenciones nutricionales y terapéuticas más personalizadas para pacientes con cáncer de mama triple negativo, que actualmente carece de cualquier terapia dirigida", dijo Blenis.
Se cree que este estudio es el primero en establecer un mecanismo específico a través del cual este componente común de la dieta influye en la enfermedad, abriendo potencialmente nuevas vías tanto para la prevención como para el tratamiento de cánceres agresivos.
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