WASHINGTON—Estudiantes, educadores y simpatizantes se reunieron frente al edificio del Departamento de Educación el viernes por la mañana para protestar contra el plan de la administración Trump de desmantelar la agencia.
El evento, anunciado como "study in", comenzó a las 10 a. m. con estudiantes leyendo y haciendo tareas en pupitres alineados frente al edificio, seguido de una manifestación por la tarde.
La protesta fue programada para la mañana después de que el presidente Donald Trump firmara una orden ejecutiva en la que ordenaba a la secretaria de Educación, Linda McMahon, devolver la autoridad educativa a los estados y "en la medida máxima apropiada y permitida por la ley, tomar todas las medidas necesarias para facilitar el cierre del Departamento de Educación".
McMahon dijo a los periodistas el jueves, después de la firma de esa orden, que parte del trabajo del departamento, como su Oficina de Derechos Civiles, podría ser asumido por otros organismos como el Departamento de Justicia.
Dijo que el objetivo de Trump, era desembolsar a los estados el dinero de los contribuyentes destinado a las escuelas, con "el menor número posible de condiciones y regulaciones".
"En este momento, una estadística que se me compartió, es que por cada dólar de financiación que va a los estados, 47 centavos se gastan en el cumplimiento de la normativa. Al presidente le gustaría claramente que ese dinero se utilizara para educar a nuestros estudiantes y ese es el objetivo", dijo McMahon.
La protesta, organizada por el grupo de acción política climática Sunrise Movement, atrajo a una multitud modesta, pero la exeducadora Emily Griswold dijo a The Epoch Times que espera que la protesta pública cobre fuerza.
Griswold también dijo que le preocupaba cómo se reasignarían los fondos con el nuevo sistema.
"Lo que más me asusta y por lo que he venido hoy, son los posibles recortes en educación especial. Me asusta mucho que volvamos a la época en que se internaba a los niños con discapacidades", dijo.
Las preocupaciones de Griswold hacen eco de las de otros críticos de los planes de Trump.
Becky Pringle, presidenta de la Asociación Nacional de Educación, dijo en un comunicado el miércoles que el cierre del departamento "perjudicaría a todos los estudiantes al disparar el tamaño de las clases, recortar los programas de formación laboral y encarecer la educación superior, haciéndola inalcanzable para las familias de clase media".
McMahon emitió un comunicado el jueves diciendo que el gobierno continuaría financiando programas para "estudiantes de K-12, estudiantes con necesidades especiales, estudiantes universitarios prestatarios y otros que dependen de programas esenciales".
Adah Crandall, una estudiante de primer año de 19 años en el MIT y organizadora del Movimiento Sunrise, compartió la opinión de Pringle de que el cierre era un punto negativo y dijo que sentía que los esfuerzos de la administración Trump para recortar el gasto público, no eran útiles para el público en general.
"También quiero arrojar luz sobre el hecho de que, ya sabes, hoy se recorta el Departamento de Educación, pero mañana podría ser cualquier otra cosa", declaró a The Epoch Times.
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