El secretario de Estado, Marco Rubio, anunció el 25 de febrero que Estados Unidos amplió sus restricciones de visado para incluir a los exportadores de trabajadores cubanos, en particular las misiones médicas en el extranjero.
Rubio dijo en un comunicado de prensa que las restricciones se dirigen a las personas y a sus familiares directos que se cree que son responsables de los programas de exportación de mano de obra, que, según él, "enriquecen al régimen cubano".
Añadió que las misiones médicas de Cuba en el extranjero "privan a los cubanos de la atención médica que necesitan desesperadamente en su país de origen".
Según Rubio, Cuba se beneficia en última instancia del trabajo forzado. Al enviar a esos trabajadores por todo el mundo, el servicio de salud de Cuba genera importantes ingresos por exportación y, en última instancia, deja a los cubanos en casa sin atención. Esas prácticas abusivas, dijo Rubio, están bien documentadas.
Estados Unidos ya ha impuesto restricciones a varias personas, incluidos algunos venezolanos, en virtud de su política ampliada.
El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, criticó las últimas restricciones de Estados Unidos.
"Una vez más, Marco Rubio antepone su agenda personal a los intereses de Estados Unidos", escribió Rodríguez en un comunicado en X. "La suspensión de los visados asociados a la cooperación médica internacional de Cuba es la séptima medida agresiva injustificada contra nuestra población en un mes".
El ministro de Asuntos Exteriores acusó además a Rubio, un cubanoamericano, de trabajar en beneficio de intereses especiales a expensas de los contribuyentes estadounidenses. No nombró esos intereses especiales.
Cuba lleva mucho tiempo negando las acusaciones sobre sus misiones médicas. Desde la revolución de 1959, la nación insular ha enviado un "ejército de batas blancas" para ayudar en los brotes de enfermedades en todo el mundo, incluido el ébola en África occidental. Pero Estados Unidos ha acusado a Cuba en las últimas décadas de exportar médicos en misiones más rutinarias a cambio de dinero en efectivo o bienes, ya que la nación sufría una profunda crisis económica.
Mientras tanto, Rubio dijo que Estados Unidos seguirá haciendo responsable al régimen cubano por oprimir a su pueblo.
"Estados Unidos está comprometido a contrarrestar las prácticas de trabajo forzoso en todo el mundo. Para ello, debemos promover la rendición de cuentas no solo de los funcionarios cubanos responsables de estas políticas, sino también de los cómplices de la explotación y el trabajo forzados de los trabajadores cubanos", dijo.
La nueva decisión sobre los visados marca la última escalada significativa en la política de Estados Unidos hacia Cuba desde que Trump asumió el cargo.
Las dos naciones han tenido relaciones tensas desde la Revolución Cubana de 1959, cuando Fidel Castro derrocó a un gobierno respaldado por Estados Unidos y pronto estableció una dictadura comunista a 90 millas de la costa de Florida. La administración Obama intentó normalizar las relaciones con Cuba, pero la primera administración Trump cambió de rumbo y volvió a etiquetar a Cuba como un estado patrocinador del terrorismo. El gobierno de Biden suavizó algunas restricciones en medio del empeoramiento de la crisis humanitaria en Cuba y una ola de emigración a Estados Unidos.
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