El vicepresidente JD Vance y el secretario de Estado Marco Rubio, acompañados por sus esposas, la segunda dama Usha Vance y Jeannette Rubio, encabezarán una delegación estadounidense que viajará al Vaticano el 18 de mayo para asistir a la misa inaugural del papa León XIV, según un comunicado de la Casa Blanca.
Las autoridades destacaron la importancia del evento, ya que León XIV es el primer pontífice nacido en Estados Unidos en los 2000 años de historia de la Iglesia Católica Romana y Vance es el primer católico converso en ocupar el cargo de vicepresidente.
Joe Biden fue el primer vicepresidente católico de Estados Unidos.
Se espera que la misa inaugural atraiga a cientos de miles de peregrinos y dignatarios y que León XIV sea investido oficialmente como el 267º papa.
Entre las tradiciones se incluye la entrega del anillo del pescador y el palio, símbolos de su autoridad.
Las ceremonias comenzarán a las 10 de la mañana, hora de Roma, y contarán con una procesión, el canto de "Laudes Regiae" y una visita a la tumba de San Pedro, continuando con unas costumbres que mezclan rituales antiguos con la atención mundial moderna.
El evento, que tendrá lugar en la plaza de San Pedro, marca un hito para los católicos estadounidenses y una delicada encrucijada entre la fe, la política y las relaciones internacionales, teniendo en cuenta las críticas del nuevo papa a las políticas de inmigración de la administración Trump.
Como cardenal Robert Prevost, compartió en la red social X varios artículos en los que criticaba la interpretación de Vance de las escrituras bíblicas para justificar las medidas contra la inmigración, entre ellos uno titulado "JD Vance se equivoca: Jesús no nos pide que clasifiquemos nuestro amor por los demás".
En 2018, condenó las políticas que separaban a los niños migrantes de sus padres como "moralmente indefendibles".
Estos posteos, algunos recientes, sugieren que el papa León XIV podría continuar con el énfasis progresista del papa Francisco en la justicia social, lo que podría complicar las relaciones con la administración Trump.
El papa borró su cuenta desde entonces.
La presencia de la delegación estadounidense subraya el carácter histórico de la elección, el 8 de mayo, del papa León XIV, un clérigo nacido en Chicago.
Su ascensión se produjo tras la muerte del papa Francisco el 21 de abril por complicaciones relacionadas con una doble neumonía.
Para Vance, el viaje supone un regreso al Vaticano pocas semanas después de un breve y emotivo encuentro con el papa Francisco el domingo de Pascua, 20 de abril, un día antes de la muerte del pontífice.
Ese encuentro se produjo a pesar de las tensiones públicas por la condena de Francisco a los planes de deportación masiva de la administración Trump, que el expapa calificó de "grave crisis" que socava la dignidad humana en una carta dirigida a los obispos estadounidenses en febrero.
Vance ha tratado de restar importancia a las divisiones ideológicas y, en entrevistas recientes a otros medios de comunicación, ha advertido que no se debe ver a la Iglesia católica a través del prisma de la política estadounidense.
La asistencia de Rubio, también católico, añade otra capa de matices diplomáticos, ya que representa la política exterior de la administración, que en ocasiones ha chocado con las prioridades del Vaticano en materia de migración y ayuda internacional.
La presencia de ambos funcionarios estadounidenses señala la intención de mantener los lazos con la Santa Sede, incluso en medio de opiniones divergentes.
Para los católicos estadounidenses, el evento es un momento de orgullo y reflexión, y para los 1400 millones de católicos de todo el mundo, una oportunidad de escuchar a su nuevo líder celebrar su primera misa como papa.
León XIV, que pasó décadas como misionero en Perú y dirigió el Dicasterio para los Obispos del Vaticano, encarna un puente entre Estados Unidos y la Iglesia mundial.
Su elección del nombre, que evoca a León XIII, un papa del siglo XIX conocido por su defensa de la justicia social, apunta a un papado centrado en los marginados.
Mientras Vance y Rubio se unen a los líderes mundiales en la Plaza de San Pedro, la misa sirve como celebración de este papado histórico y como prueba de cómo la fe y la política pueden coexistir en un mundo polarizado.
La ceremonia se produce en un momento en el que el Vaticano se enfrenta a numerosos retos, desde el déficit presupuestario hasta los debates sobre la inclusividad y el papel de la mujer en la Iglesia.
Para Vance y Rubio, la visita es una oportunidad para ser testigos de un nuevo capítulo del catolicismo, liderado por un papa estadounidense cuya voz tiene un peso que va mucho más allá de Roma.
Mientras el mundo observa, la danza de la diplomacia y la doctrina se desarrollará bajo la cúpula de San Pedro, donde convergen la historia y la esperanza.
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