El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, encabezó una delegación de 200 empresarios a Beijing del 10 al 14 de mayo, justo cuando la guerra arancelaria entre Estados Unidos y China comenzaba a enfriarse.
Analistas señalaron que esto indica que América del Sur se convirtió en un nuevo campo de batalla entre el régimen comunista chino y Occidente por las estrategias e influencias globales del futuro.
Brasil y China firmaron 20 acuerdos de cooperación en los sectores de energía, ciencia y tecnología, agricultura, ferrocarriles y otros, incluido un acuerdo de inversión de 1000 millones de dólares por parte de Envision Energy de China para producir combustible sostenible para aviación en Brasil.
El valor total de los acuerdos alcanzó los 100,000 millones de yuanes (13,900 millones de dólares), según informó el medio chino NetEase News.
El 12 de mayo, durante el "Seminario Empresarial China-Brasil", Meituan, una importante plataforma china de compras, firmó un acuerdo de inversión por 1000 millones de dólares y en los próximos meses lanzará su aplicación de entrega de comida Keeta en el país sudamericano.. Lula y Wang Xing, fundador y director ejecutivo respectivamente de Meituan, asistieron a la ceremonia de firma.
Durante su estadía en Beijing, Lula también participó en el Foro China–Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que comenzó el 13 de mayo. Cerca de 30 países de América Latina y el Caribe asistieron a la reunión ministerial.
El líder del Partido Comunista Chino (PCCh), Xi Jinping, dijo a Lula, al presidente colombiano Gustavo Petro y a otros mandatarios presentes en la reunión que China aumentará sus importaciones desde los países de Latinoamérica y el Caribe y fomentará que más empresas chinas inviertan en la región.
Xi afirmó que China y América Latina deben "unirse en tiempos difíciles para superar los desafíos mediante el apoyo mutuo".
Por su parte, Lula afirmó durante la reunión que los países latinoamericanos no deben depender en exceso de financiamiento externo.
"Es importante entender que [el destino de América Latina] no depende de nadie más. No depende del presidente Xi Jinping, no depende de Estados Unidos, no depende de la Unión Europea; depende única y sencillamente de si queremos ser grandes o seguir siendo pequeños", dijo Lula.
Antes de la visita de Lula, China levantó la prohibición de importación a cinco empresas brasileñas de soja debido a problemas fitosanitarios. A medida que continúa la guerra arancelaria entre Estados Unidos y China, China aumenta sus compras de soja brasileña, que representa más del 70 por ciento de sus importaciones totales del grano, mientras que las importaciones desde Estados Unidos cayeron al 24 por ciento.
Sun Guoxiang, profesor del Departamento de Asuntos Internacionales y Negocios de la Universidad Nanhua en Taiwán, dijo a The Epoch Times que el levantamiento de la prohibición fue una estrategia del PCCh para "ganarse a Brasil".
En el marco de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el régimen chino convirtió a Brasil en una fuente estable para garantizar la "seguridad alimentaria" de China, mientras reduce la participación de productos agrícolas estadounidenses en el mercado chino, señaló.
El economista estadounidense Davy J. Wong dijo a The Epoch Times el 13 de mayo que el viaje de Lula a Beijing no fue una visita de Estado común y corriente, "sino una ceremonia para que el Sur global se reorganice".
"El levantamiento de la prohibición de importación de soya brasileña por parte de Beijing no tiene como objetivo resolver el problema alimentario interno, sino restaurar su influencia en América del Sur, que estaba a punto de escaparse del control de Beijing", afirmó.
¿Nueva ruta ferroviaria para evitar el Canal de Panamá?
El enlace de transporte China-Brasil, también conocido como el proyecto de la Conexión Ferroviaria del Océano Doble, es uno de varios proyectos en marcha entre ambos países. Consiste en la construcción conjunta de una ferrovía de 5000 kilómetros que atravesará el continente sudamericano, conectando la costa este de Brasil con el Puerto de Chancay en la costa oeste de Perú.Este puerto lo está construyendo la empresa estatal china COSCO SHIPPING Ports y tiene como objetivo ofrecer "una ruta alternativa de transporte marítimo", así como "reducir los costos de envío" entre China y América Latina, según medios estatales chinos. Xi Jinping también mencionó este proyecto ferroviario transcontinental durante su discurso en el Foro China-CELAC.
Detrás de la rápida firma de estos acuerdos ferroviarios y energéticos está la lógica estratégica del PCCh, afirmó Wong, "que consiste en utilizar la diplomacia impulsada por el mercado y la infraestructura para fijar la dependencia del otro lado hacia Beijing".
"Especialmente la idea de una ferrovía transoceánica que cruce Sudamérica hasta llegar directamente al océano Pacífico, no es un simple proyecto económico, sino un canal estratégico que Beijing intenta construir para equilibrar la dinámica de poder en la costa este de las Américas", explicó.
"Eso significa que Beijing está incorporando a Brasil en su zona estratégica de expansión marítima, porque desde el océano Pacífico, China puede navegar directamente hacia la costa occidental de Sudamérica. En el futuro, incluso podría extenderse a países ricos en minerales como Argentina y Bolivia, para establecer una especie de Ruta de la Seda del Sur" concluyó Wong.

Frank Xie, profesor de negocios en la Universidad de Carolina del Sur–Aiken, coincidió.
"El PCCh obviamente aún quiere apoyar el ferrocarril transoceánico y conectar los océanos Atlántico y Pacífico mediante transporte terrestre en América del Sur en este momento, y busca evitar el canal de Panamá. Creo que esto forma parte de la estrategia global del PCCh. Actualmente trabaja estrechamente con el gobierno de Lula, de orientación izquierdista", dijo.
Sin embargo, el gobierno brasileño podría terminar llegando a un acuerdo con Estados Unidos, señaló Xie a The Epoch Times el 13 de mayo.
"Después de todo, el PCCh está demasiado lejos y no es tan confiable. Como muchos países, Brasil aún busca un delicado equilibrio entre Estados Unidos y China para poder beneficiarse de ambas partes", afirmó.
América Latina: nuevo campo de batalla
Wong dijo que el gobierno de Lula adoptó "un enfoque oportunista" con China y Estados Unidos. Añadió que "no es una coincidencia" que Lula visite China en este momento, mientras continúa la competencia entre China y Estados Unidos."Sin inclinarse completamente hacia Beijing, puede obtener el máximo apoyo y condiciones favorables de Beijing. Esta es una operación típica de un país que juega en dos bandos: por un lado, clama por autonomía e independencia, y por otro, precisamente intercambia fichas de negociación. Lo que intercambia no son posiciones o posturas, sino fondos para proyectos y exenciones; intercambia por intereses políticos y económicos", dijo.
Sun señaló que Lula "es pro-China desde hace mucho tiempo y le da gran importancia a establecer una 'Asociación Estratégica del Sur Global' con China".
Sun afirmó que Lula, quien está en su tercer mandato, ha puesto más énfasis en el "multilateralismo y la 'desdolarización'".
En diplomacia, Sun comentó que "Lula tiende a profundizar la cooperación con potencias no occidentales como China y Rusia, mientras evita la confrontación directa con Estados Unidos".
Sin embargo, Wong dijo que no se debe clasificar a Lula simplemente como pro-Beijing, "sino más bien como una fuerza política capaz de movilizar recursos políticos y económicos para maniobrar entre China y Estados Unidos en un espacio donde compiten por influencia".
Además, Wong afirmó que "América del Sur no es un nuevo aliado de Beijing, sino un nuevo campo de batalla para la futura estrategia global".
La visita de Lula a China es "solo una variable en la reconfiguración del orden global".
"No es una señal de la victoria de Beijing, pero al menos significa que Beijing abrió un nuevo campo de batalla bajo el bloqueo global impuesto por Occidente", dijo.
Mientras continúa la competencia entre Beijing y Washington, Sun afirmó que "Brasil podrá ocupar una proporción mayor en el 'plan de sustitución de la cadena de suministro antiestadounidense' de China".
Si las relaciones entre Estados Unidos y China siguen empeorando, "Brasil podría fortalecer aún más su dependencia de China, formando una tendencia estructural", dijo Sun.
Estados Unidos y China llegaron a un acuerdo para reducir los aranceles mutuos durante 90 días.
"Para las economías emergentes, este período de gracia de 90 días permite a India, el Sudeste Asiático, África y otros países observar el riesgo entre China y Estados Unidos y evaluar si aumentar o no las exportaciones a China o atraer inversión china", señaló Sun.
Con información de Luo Ya, Xia Song y Reuters.
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